Y si definitivamente
se nos rompe este mundo
echaré de menos
las duchas de agua caliente
y tus besos dulces
y las cosquillas
y las fresas
y el olor a bizcocho de canela en el horno.
Y despertarme sola
en las mañanas de agosto
sintiendo el azote del amanecer
en la carne desnuda.
Y a mi familia linda,
la heredada y la inventada.
Recordaré las sonrisas abiertas
y la carcajada salvaje
de los chistes prohibidos
y echaré en falta los pies descalzos,
dispuestos a las danzas ligeras.
Porque tal vez nos toque aceptar
la huella de los cambios sobre la piel
o aprender a posar los besos
sobre cicatrices ajenas.
Porque quizá nos arranquen
de tantos placeres banales
y deban servir nuestros labios
para entonar silencios solemnes.
Y quién sabe…
si más sol o más sola o más agostos, azotes, carnes o desnudos
Una vez tuve un nido y fui feliz y a veces lloraba y pintaba y cocinaba
y danzaba y me reía y escribía y me mostraba y me escondía
Porque si definitivamente
se nos rompre este mundo
quizá tengamos que ampliar el árbol genealógico
y hermanarnos incluso con el director del banco.
Porque habrá que descalzarse,
pero de culpas, parálisis y reproches.
Y servirá la risa para curar las heridas
y servirá la sangre para inventar nueva vida
escalaremos los vientos con voces nuevas
para danzar nuestros nuestros perdones a la tierra.